martes, 23 de junio de 2009

parpados de una vida consecuente



Un día me caí 
y la música me salvó la vida.

Como a Daniel Johnston que cerca de su corazón decidió sentir la vida a su manera, ritmo y consecuencia.

Como Vicent Ferrer que cerca de su corazón tenía colores vivos y vividos para
luchar por aquellas cosas que no "importan" a nadie, como llevar un sharí, tener
un punto rojo en la frente y nacer de color rosa y no azul.

Te caes y un día cualquiera, sin saber ni como ni porqué, con la disculpa más efímera,
decides que tu no eres lo importante y existen mil disculpas para concederte el derecho
de la duda y creer realmente en el corazón, al fin y al cabo, el motor que mueve todos nuestros
grandes y pequeños actos.

TIC TAC TIC TAC TIC TAC TIC TAC 

3 comentarios:

Anacoreta dijo...

Bienvenida...

Mano de milenio y gamba.

lilu as jake dijo...

mira que bien el anacoreta poniendo cositas

Anacoreta dijo...

Me obligaron...

Temblorín temblorán, aquí viene nuestro flan.